miércoles, 19 de diciembre de 2012

Ruta de los alcornocales



    Cobrana es una pequeña población que se acuesta en la ladera de Congosto, debajo de la hermita de la virgen de la peña. uno de los miradores desde los que se contempla la olla berciana. El embalse de Bárcena, a sus pies, sirve de espejo y la térmica de cubillos rompe el paisaje. 

    En Cobrana existe un bosque encantado. 


    Posiblemente tenga sus duendes y gnomos ocultos en la maleza y en los troncos de los árboles.Quien sabe, igual han sido estos personajillos imaginarios los que han susurrado al oído a los habitantes de esta pequeña aldea, de apenas 60 habitantes, que necesitaban respirar, salir a un claro del bosque y recordar que, precisamente, este bosque fue el pulmón de otras épocas, en las que la ganadería era la fuente de vida y los árboles -los viejos árboles centenarios- el jardín que ocupó la imaginación de aquellos niños que hoy han levantado su voz para recuperar el que es, posiblemente, el único alcornocal berciano.


    En Cobrana le llaman el "Zofredal". En los últimos tiempos, los únicos visitantes que se adentran en el bosque encantado son los que, cada nueve años, vienen a llevarse la corteza que se convertirá en tapón de corcho con el tiempo que, paradójicamente, servirá para prolongar la vida de un vino.

     Mientras, los viejos alcornoques centenarios se debaten entre la maleza custodiando una riqueza natural inigualable al lado de robles, encinas y castaños, atacados estos últimos por una enfermedad incurable que, dicho sea de paso, si no se pone remedio terminará con los futuros magostos.


    El "Zofredal" de Cobrana ya está salvado. La población, unida a una asociación local que toma el nombre de sus viejos árboles, se ha propuesto limpiar el bosque y conseguir que los niños de hoy puedan pasear, soñar, imaginar y disfrutar de la naturaleza como lo hicieron en el pasado los que habitaron esta ladera del anfiteatro berciano.



    El colectivo que reivindicó la recuperación del bosque ha encontrado apoyo y respaldo por parte de la fundación Prada a tope, que lo toma entre sus primeras acciones, pues la idea encaja a la perfección con la filosofía que ha trasladado a la entidad José Luis Prada, un empresario berciano que ha demostrado a lo largo de su trayectoria de varias décadas su compromiso rotundo con la naturaleza.


    El bosque es hoy transitable, es una maravilla caminar entre los árboles y disfrutar de los claros y umbrías de un arconocal que tiene todos los rasgos necesarios para convertirse en el escenario de un cuento de hadas.




    ¿ Cuántos bosques perdidos y a merced de las llamas quedan todavía por salvar de la quema y de la indiferencia?. 

    Al menos, no es el caso del de Cobrana, sus propios habitantes se echarán al monte para limpiarlo y permitir que los duendes, que existen - yo los vi el otro día - puedan respirar mejor. Gracias a ellos también respiraremos mejor todos nosotros.


    La ruta es muy sencilla y no tiene perdida, pues está todo su recorrido señalizado.

RUTA LARGA:

Color de señalización: AZUL.

Longitud total: 10,2 km.

Desnivel acumulado: 730 m.

Pendiente máxima: 17%.

Tiempo de recorrido: 6 horas.

Dificultad: media.

Zona de interés: Bosque de castaños centenarios de la cabaña, Zofredal del Escobal, Zofredal de Los Tesos, Zofredal del Moucho, Zofredal de Arriba, Zofredal de las LLeras y Campo de Villarin.

Ana Pérez. 10 de noviembre de 2012.

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